Encontrándome en Ciudad Perdida, Santa Marta, Colombia.

Esto es una travesía por Ciudad Perdida, Santa Marta, y si…

El cielo existe, seguramente es así. 

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De los viajes más significativos que he hecho en mi vida. 

En aquel entonces, vivía uno de los momentos más difíciles de mi vida, tomé decisiones trascendentales, decidí por mi 25 cumpleaños, irme sola de viaje. 

 

Haría trekking en la Sierra nevada de Santa Marta, una de las tantas selvas tropicales de mi maravilloso país, Colombia. 

 

3 días de desconexión, sudor, agotamiento y enriquecimiento al corazón. 

 

Abril 2021, Bogotá, Colombia. 

 

Señores pasajeros, empieza el vuelo, que nos va a llevar a Ciudad perdida. 

 

Miraba por la ventanilla, era de noche, no podía creer que por primera vez, estaba celebrando un cumpleaños a mi manera, sin esperar que nadie me hiciera sentir especial, en “mi día”. 

 

Una de mis tareas en terapia era celebrarme con el mismo amor y esfuerzo que suelo hacerlo por los que más amo. Pero debía ser más inmenso, pues se trataba de mí. 

 

Y allí iba, a uno de los destinos más grandiosos del mundo, Ciudad perdida, Santa Marta.

 

La única forma de ir a Ciudad Perdida, es con una agencia de turismo, es un parque nacional y está habitado por comunidades indígenas. 

 

Les recomiendo Teyuna Tours. 

 

Todos los guías son campesinos de la zona, que tienen historias conmovedoras por dificultades del pasado.

Día 1 rumbo a Ciudad Perdida, Santa Marta.

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Éramos un grupo de 6 en una camioneta, esta nos lleva a la entrada del parque, empezamos con una comida muy tradicional, pescado frito, arroz, patacones y ensalada (se me hace agua la boca). 



Se tiene la creencia de que la sazón en la costa de Colombia es muy buena, pero, lo que realmente te hace disfrutar, es el empeño, la sonrisa y la ilusión con la que te sirven el plato. 

 

Llevaba 8 Kg conmigo (no lo recomiendo para nada) empezó el recorrido, todo en subida y la humedad ni se diga… 

 

Llegué muy confiada, sin darme cuenta que mi condición física no estaba nada preparada, empezaba el reto, parecía que iba a ser un desafío más mental que físico. 

 

Llevábamos solo 2 horas de caminata y la respiración ya se me cortaba, sentía que no lo iba a lograr. 

 

Decidí hacer algo que me daría el apodo de “Diva” entre mis compañeros, pagaría 5.000 pesos a un chico campesino, para que llevara mi maleta hasta el campamento. 

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Tip: Ir en buena forma o llevar 5.000 pesos (menos de 2 dólares o euros).  

 

No sé ser práctica, en mi maleta según yo, llevaba lo necesario, allí me di cuenta que todo sobra ¿llevas tus sentidos? ¡llevas todo!.

 

Primera lección, a veces, nos cuesta más de 5.000 pesos entender que no podemos con todo, por simple ego, orgullo o vergüenza. 

 

Suelta el peso, aliviana tu carga. 

 

El primer día, el trayecto fue todo cuesta arriba, parabamos a comer frutas y beber algo para tener más energía y continuar. 

 

Después de tanto subir, bajamos a un estrecho camino de barro para llegar al primer campamento, en este, hay una piscina natural, a la que no te puedes resistir, te sienta tan bien, es como caída del cielo. 

 

Los campamentos durante todo el recorrido son muy sencillos, recuerdo que muy pocas personas mencionaban que debían mejorar este aspecto, yo siento que perdería el encanto de la experiencia. 

Día 2 hacía Ciudad perdida, Santa Marta.

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Desayuno calórico para gestionar el día, el trayecto empieza cómo no, en subida, pero… empezamos a divisar paisajes sacados de cuentos de hadas, se nos eriza hasta el alma. 

 

Fue un día de altibajos, quería renunciar, estaba agotada, pero los paisajes me motivaban, me inspiraban.

 

La gran recompensa estaba por llegar, el dolor físico valía la pena, encontrarme y encontrar la Ciudad Perdida. 

 

En el camino, pasamos por comunidades indígenas como; Wiwa, Arhuaco, Kankuamo y Kogui. El respeto es fundamental, estamos en su casa. 

 

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En lo personal, no me gusta tomarme fotos con ellos, son personas, no parte de la fauna y flora.

Sí algo aprendí, es el respeto, creyentes o no, allí la madre naturaleza es más poderosa, emana una energía mágica indescriptible.

En ese momento de mi vida, estaba con el corazón arrugado, iba un poco herida, pero me permití estar así, abracé mi realidad, disfrutaba todo de ella, en el trayecto me gustaba estar con mis compañeros,  pero también sola para reflexionar. 

Y estar muy pendiente al camino, también por si me caía, que claro está, sucedió, sí, sí, me caí, Esteban y yo compartimos ese don de de andar y caer.  

El segundo día fue otro reto, en el que a cada paso que daba me decía que no podía más, pero en pequeñas conversaciones reflexivas que conmigo misma tenía me decía, claro que puedes, solo necesitas parar. 

Comprendí que de verdad podemos con todo lo que nos propongamos, es cuestión de encontrar nuestro propio ritmo. 

Terminar el día con deliciosa comida local, calórica y campesina, con pequeñas duchas y algunos anfibios espectadores en las esquinas. 

Día 3, cumpleaños en Ciudad Perdida, Santa Marta.

15 Abril, 2021, mi cumpleaños. 

 

Me desperté con cantos, abrazos y mucha felicidad. 

 

Desayunamos y atravesamos el río Buritaca, la madre naturaleza me regalaba hermosos paisajes y la vida 1.200 escalones para llegar a mi destino. 

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Mientras subía, pensaba en todas las cosas que quería dejar atrás, llegué agotada, pero completamente renovada. 

 

Me encontraba cara a cara con Teyuna, su nombre en Tayrona, el Machu Picchu de Colombia, la Ciudad Perdida, aún se conserva salvaje y misteriosa, me sumergió en un mundo diferente, en un viaje en el tiempo.

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Por tu cuerpo recorre una sensación impactante, te roba el aliento, los suspiros, el mal, te devuelve la vida y las ganas de vivirla. 

 

Conocemos al Mamo, el líder espiritual, respiramos el aire, nos recargamos de energía natural y esta mágica experiencia en Ciudad Perdida culmina. 

 

En un tiempo corto, aprendimos una gran lección; is the journey, not the destination. 

 

Lo asombroso de este viaje es el camino para llegar al destino, si solo disfrutamos del destino o de los logros cumplidos, la vida se nos pasa, porque todo lo que tenemos es el ahora, el presente. 



Gracias Ciudad Perdida.

Termina la experiencia en Ciudad Perdida, tierra mística, lluvias, sol, humedad, serpientes coral, mosquitos, amaneceres que te motivan a iniciar, atardeceres que te llenan de esperanza y postales naturales indelebles en la memoria.

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Tip: Vayan lo más ligeros posibles, lleven repelente de mosquitos y poca ropa.

 

Sobre todo, la mente abierta y el respeto al 100%. 




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