Santorini, el olimpo de los atardeceres.

Siempre he sido un loco perdido por los atardeceres, es mi momento favorito del día, te quedas perplejo con los tonos pasteles del cielo.

 

Te regalas un momento a solas, llega el silencio y te haces uno con el viento. La vida te pasa a toda velocidad, sonríes coquetamente al sol y te das cuenta que nunca estás solo, siempre llevas las muchas vidas que has vivido dentro de ti. 

 

Lo más lindo de un atardecer es cuando alguien mira al sol despedirse y se acuerda de ti, que una persona te tenga en mente en ese mágico momento significa que has hecho las cosas bien en la vida. 

 

Yo tomé a una de las hermanas que me regaló la vida y fui a capturar los mejores atardeceres que estos ojos han visto ¿el destino? Grecia, Santorini. Mamma mia here we go again.

Santorini

Como todas las buenas aventuras de la vida, el viajé comenzó accidentado ¡el vuelo retrasado!. 

 

Mariana estaba agotada y se empezaba a preocupar, pero yo sonreía, después de tantos viajes he entendido que los mejores empiezan de esta forma. 

 

Sí, no hay viaje perfecto, tú haces que lo sea, cuando la adversidad está en tu campo, tienes que aprender a hacer piruetas con lo que tienes y vacilar la vida. 

 

Porque sino la vida te puede amargar y ganar la partida. 

 

Esto no era todo, cuando llegamos  nos dimos cuenta que el hotel quedaba al otro lado de la isla. Justo en la parte más remota, en la página web decía estar a escasos minutos de Oia, el pueblo más encantador de la isla. 50 euros hasta el hotel, decidimos reirnos, no íbamos a dejar que absolutamente nada nos amargara el viaje. 

 

Estábamos Mariana y yo en Santorini, nada, absolutamente nada nos iba a amargar la existencia. Este era nuestro momento después de 4 años sin vernos. 

 

LLegamos de noche, no había mucha vida en ese momento, era momento de  descansar y comer algo, en Santorini no hay Kebabs, crepes  o perros calientes a las 3 am, los locales nos hablaban de un bakery (yo estaba confundido porque no sabía si era que hablaban muy mal el inglés o de verdad a las 3 am comían en una pastelería).

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La verdad es que las dos cosas eran ciertas, pastelerías específicas abren 24 horas y su nivel de inglés es bastante bajo, así que prepárate para engordar unos kilitos porque saben lo que hacen y hablar en lenguaje de señas.  

 

La mañana siguiente alquilamos un carro, es sin duda la mejor manera de recorrer la isla, ya que no hay muchas autopistas y si te vas en bus te vas a demorar horas en los recorridos. 

 

El paisaje se vestía de blanco y azul. 

 

Las casas eran como estar en el cielo pero sin volar, todo era un sueño, tal cual lo imaginamos, Oia es sencillamente preciosa, Santorini un lugar donde reposar tus pensamientos y dejarte maravillar por paisajes mitológicos.

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La isla es pequeña pero feroz, cada casa, boutique y monumento están perfectamente adecuadas a su belleza, respetando la estética y la esencia local ¡lo artesanal!. 

 

Es un lugar donde te puedes maravillar con el arte, las artesanías hechas por las técnicas tradicionales de toda la vida, sin mucha tecnología, con la esencia inigualable del mediterraneo, esa que es como vivir en un eterno verano. 

 

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¿Sabías que Santorini es el resultado de una explosión volcánica? Sí, su exótica belleza es producto de una inmensa erupción, que dejó una especie de laguna rodeada de acantilados de más de 300 metros que hoy se visten de blanco. 

 

El archipiélago cuenta con dos islas habitadas, Santorini y su prima menos conocida Thirasia, junto a 4 islotes más que se encuentran deshabitados. 

 

Llega el atardecer y todo el mundo empieza a moverse desenfrenadamente, nosotros hicimos lo mismo, nos dirigimos a la orilla de la isla, la vida estaba a punto de darnos una obra de teatro con tan solo 3 actores, el sol, el cielo y el mar y como banda sonora el silencioso ruido del viento y el cantar de las aves. 

 

Estaba perplejo, era una magnífica representación de mi escena favorita en la vida, la misma que sin palabras me ha dejado en cientos de ocasiones, solo que esta sin duda había sido de todas mi favorita. 

 

A 300 metros sobre el nivel del mar el sol se despedía de todos, en ese momento entendí que Santorini era sin duda el olimpo de los atardeceres, lo que había presenciado me había inyectado de paz y felicidad. 

 

Todos los días fuimos testigos de atardeceres alucinantes, momentos de desconexión absoluta, yo veía a Mariana sonreír y el alma se me restauraba, era magia y nosotros encantados de estar hechizados. 

 

El último día nos contaron de un lugar, era un faro, desde ahí nos aseguraban la mejor vista a las 6:00 pm, así fue, la mejor forma de despedirnos de Santorini, presenciando la más asombrosa puesta de sol. 

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Pero Santorini no es solo pueblos maravillosos como Thira o Oia, tiene playas cálidas, azules y con arena negra, ubicada en Perissa, la costa sur de Santorini, la playa de arena negra es un destino exuberante y lleno de contrastes. 

 

Si eres amante al vino hay un museo llamado Kotsogiannopoulos, lo sé es simplemente impronunciable. 

 

Santorini te resetea la vida con su imponencia, su estética y los atardeceres más maravillosos que tus ojos van a presenciar. 

 

Ir a este pequeño rincón griego es una manera de hacerle el amor a tu vida y la musaka es el perfecto orgasmo. 

Recuerda, todos somos un atardecer, en la vida de alguien más. 

 

 

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